El Nacimiento de la Empresa Moderna
|
La segunda mitad del siglo XIX fue la época del nacimiento de la empresa moderna, entendiendo como tal a la gran empresa con una organización burocrática, administrada por gerentes asalariados, cuya forma jurídica más característica es la sociedad anónima.
La difusión de las nuevas formas de organización empresarial se llevó a cabo en las últimas décadas del siglo; en una primera etapa, los países en que tuvieron un rol más significativo fueron Alemania y los Estados Unidos.
La empresa tradicional es de dimensiones pequeñas, consta de una sola unidad operativa y se especializa en un tipo de función (producción o distribución), o en la producción de un tipo de bien o servicio. Se trata de firmas en las que no se ha producido la separación entre propiedad y gestión, mayoritariamente empresas familiares, dirigidas por una persona o un número reducido de personas, que son, a la vez, sus propietarios.
Las empresas modernas se diferencian de las empresas tradicionales en distintos aspectos. En primer lugar, por sus dimensiones y las actividades que desarrollan, ya que se trata de grandes empresas que han integrado diversas funciones, combinando la producción y la distribución a gran escala. Las mayores dimensiones fueron, en gran medida, una consecuencia de la segunda revolución industrial, además de la ampliación de los mercados.
Como señala Chandler, en los Estados Unidos fueron las empresas ferroviarias las primeras en contratar gerentes asalariados y en descentralizar su gestión, mientras que en Inglaterra y en Europa continental se mantuvieron sistemas de organización más centralizados. Con el fin de la Primera Guerra Mundial, la multinacionalización de las grandes empresas - sobre todo, las norteamericanas - se acentuó.
Fuente:
María Inés Barbero. (2001). Historia económica y social general. México: Macchi.